He llegado a una edad en la que, por mucho que me renueve, soy constantemente criticado como viejo. El adjetivo “pasado de moda” se ha adherido a mi piel como las lapas, y me han arrinconado en eso que ahora llaman “vintage”.
Fotografía: Underwood por SarahharaS1 en @deviantART
Con los años me he ido desgastando, y la sociedad me ha adjudicado lo que yo llamo “el complejo de persona: cuanto más viejo menos útil"; cuando en realidad debería ser: cuanto más maduro más sabio.
Fotografía: Phuket lady por Gerald Gribbon
Yo solía contar historias extraordinarias, con las que lograba hacer volar la imaginación y trasladar a las personas a otros mundos. Conseguía que grandes dormilones se desvelaran una noche entera con tal de averiguar el final de mi relato, hacía que los domingos por la tarde fuesen menos tediosos, y enriquecía las mentes de aquellos que me poseían y me adoraban cual tesoro.
Fotografía: Oona Patterson
Yo he dado vida a Hamlet, al cuervo de Edgar Allan Poe y a la Regenta. He compartido aventuras con Sherlock Holmes, presenciado las fechorías del gran Gatsby, y roto los estereotipos sociales junto a Elizabeth Bennett y Josephine March, o Jo, como me gustaba llamarla a mí.
Fotografía: Keira Knightley como Elizabeth Bennett en Orgullo y Prejuicio
Durante siglos he sido abrazado por las manos de individuos de diferentes géneros, edades, razas y religiones. Algunos me han tratado como el objeto más importante de su fe, y otros muchos me han considerado como su billete al mundo de los sueños. Sin embargo, ahora, lejos de recordarme por los buenos momentos que les hice pasar, la mayoría de ellos me trasladan a trasteros y desvanes o me convierten en objetos decorativos de habitaciones y salas de estar.
Fotografía: Ralph Lauren Home
He dejado de ser ese amigo y maestro que durante tantos años fui, porque lo tradicional ya no tiene cabida en el mundo moderno. Yo no controlo ni me entiendo con las nuevas tecnologías, no comprendo por qué han de desahuciarme de mis cubiertas, ni el propósito de escurrir las letras de mis páginas para encajonarlas en una pantalla. ¿Qué soy yo si me quitan ese aroma que desprendo cuando huelo a nuevo? ¿O qué soy yo sin las esquinas dobladas y los bordes amarillentos?
Fotografía: theawkwardyeti.com
Lo que más me aterroriza es morir asfixiado entre el polvo que me rodea. Dicen que el ahogamiento es una de las peores muertes, pero morir por abandono y olvido, ¿acaso es eso mejor? No lo creo. Lo que sí creo es que aún me puedes salvar. Abre algún cajón de tus recuerdos en el que ponga "cuentos que mamá y papá me leían antes de dormir" o "fantasía: mi refugio en la adolescencia" ¿Recuerdas ahora lo que era quedarte dormido sobre las portadas que erguían tus sueños? No lo olvides, si me abres yo te conduciré hasta ellos, y te prometo que guardaré la última hoja para mostrarte mis agradecimientos.
Elena Martín López
Elena Martín López